El triatleta calvianer paga en el segmento final el esfuerzo realizado en la bicicleta tras perder tiempo en el agua y se queda sin medalla, siendo décimo en una cita que corona al noruego Blummenfelt como campeón olímpico
Mario Mola perdió otro tren olímpico y lo hizo con un guión similar al de hace cinco años en Río. El tiempo cedido en la natación le obligó a un esfuerzo extra sobre la bicicleta que, tras conectar con los de cabeza, le acabó pasando factura en su segmento predilecto, en el que el noruego Blummenfelt demarró en la vuelta final para hacerse con el oro (1:45:04), por delante del británico Alex Yee (a 11 segundos) y el neozelandés Hayden Wilde (a 20 segundos). Mola se tuvo que conformar con la décima posición, a 1:09, y lejos del sueño que manejaba.
El madrugón prometía. Al menos, climatológicamente. Poco después de las 6 de la mañana, el sol ya picaba sobre el Odaiba Marine Park, la humedad en el aire superaba el 68% y la temperatura del agua se acercaba a los 29 grados centígrados. Unas condiciones que ponían a prueba la capacidad de sufrimiento de los triatletas, que tenían enfrente, además del exigente recorrido y a los mejores del mundo, un rival tan esperado como añadido: la climatología.
Vincent Louis, Jonathan Brownlee y Henri Schoeman se dejaban ver de inicio en las posiciones de cabeza en el segmento de natación, intentando arañar segundos a rivales directos como Mola, que perseguía salir del agua lo más adelante posible para evitar males mayores y encarar el segundo sector con margen de recuperación.
De inicio ya marcó distancias Vincent Luis (11:13), con Schoeman pegado, Brownlee a la estela tras el primer tramo de agua (950 metros), en el que Gómez Noya, Alarza y Mario Mola (puesto 42, a 25 segundos) ya cedían margen respecto al grupo delantero, en el que calidad había de sobra.